Después de escuchar las ideas de un activista político mexicano y observar la forma como las defiende con firmeza, he decidido, como forma de manifestación pacífica y dentro de mis humanas posibilidades, iniciar la publicación de breves fragmentos literarios que sustentan la base para lograr DESOBEDECER CONSCIENTEMENTE; y a DESOBEDECER CONSCIENTEMENTE, me refiero a: ejercer tus derechos como ciudadano, ejercer el derecho a pensar y transformar este pensamiento en acción por un bien común, pero sobre todo, ejercer tus derechos y basar tus acciones dentro del marco de una ética humanista y objetiva el cual Erich Fromm, en su libro Ética y Psicoánalisis, describe:
"En resumen: lo "bueno" en la ética humanista es la afirmación de la vida, el despliegue de los poderes del hombre. La virtud es la responsabilidad hacia la propia existencia. Lo "malo" lo constituye la mutilación de las potencias del hombre. El vicio es la irresponsabilidad hacia sí mismo".
Tú, que tuviste la oportunidad de tener acceso a leer esto, estás dentro
los que pueden ejercer la DESOBEDIENCIA CONSCIENTE y por tanto, también
ejercer la DESOBEDIENCIA CIVIL. Es nuestro deber, por los que no tienen los medios para acceder a este tipo de información, DESOBEDECER.
¿Qué es la desobediencia civil?
Desde mi perspectiva y con sustento en el discurso "Sobre la servidumbre voluntaria de Étienne de la Boétie" escrito en el libro de Cive Pérez y que transcribo al final de este párrafo; la desobediencia civil es una acto consciente que te permite ejercer tus derechos como ciudadano, y tiene como fin lograr, que nosotros los "afortunados" (que ejercemos este derecho mediante la aplicación del conocimiento, de la forma que sea) y los menos afortunados (que están limitados a la aplicación del conocimiento, por falta de acceso a este tipo de información) de nuestro país (México), podamos tener acceso a una vida digna.
"Un pueblo se esclaviza, se degüella a si mismo cuando, ante la opción de ser vasallo u hombre libre. deserta de sus libertades y se unge al yugo, consiente su propia miseria o, cabría decir, parece darle la bienvenida. Si al pueblo no le costara nada recuperar su libertad, no instaría a la acción con tal fin, aunque no hay nada que un humano debiera tener en más alta estima que la restauración de sus propios derechos naturales. Dejar de ser una bestia de carga para convertirse en un hombre de nuevo, por así decir. No pido tanta audacia, allá prefiera la dudosa seguridad de vivir en la miseria a la incierta esperanza de vivir como desee.
Aquel que sí ejerce su dominio sobre vosotros tiene sólo dos ojos, sólo dos manos, sólo un cuerpo, nada más que lo que posee el último del infinito número de hombres que habitan en vuestras ciudades. De hecho, no tienen nada más que el poder que vosotros mismos le conferís para destruiros. ¿De dónde ha sacado suficientes ojos para espiaros, si no le proveéis de ellos vosotros mismos? ¿Cómo puede tener tantos brazos para apalearas, si no los toma prestados de entre vosotros? Los pies que aplastan vuestras ciudades, ¿de dónde salen, si no es entre vosotros? ¿Cómo puede tener poder sobre vosotros, sino porque vosotros se lo otorgáis? ¿Cuándo iba a osar atacaros, si no contara con vuestra colaboración? ¿Qué podría hacer sin vuestra connivencia con el ladrón que os saquea, si no fuereis cómplice del asesino que os mata, si no fuerais traidores a vosotros mismos?
De todas estas indignidades, que ni las propias bestias del campo tolerarían, podéis libraros si lo intentáis, no mediante la acción sino meramente con el deseo de ser libres.
Resolveos a no servir más y seréis libres al instante. No os pido que pongáis las manos sobre el tirano para derribarlo, sino simplemente que dejéis de sustentarle. Entonces lo veréis, como un gran coloso al que retiran su pedestal, caer de sus propias alturas y hacerse pedazos".
"En un mundo con tantas organizaciones, movilizaciones de gente, movimientos de masa, tememos actuar a pequeña escala;
tememos ser pequeñas personas labrándonos nuestro propio camino. Nos
decimos a nosotros mismos: ¿Qué puedo hacer personalmente?..."
Jiddu Krishnamurti, filósofo y escritor hindú (1895-1986)
Jiddu Krishnamurti, filósofo y escritor hindú (1895-1986)
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